martes, 24 de agosto de 2010

¡ ÍDOLO NO TE MUERAS NUNCA !

Creo que la mejor forma de iniciar este blog, es hablando de mi ídolo. No digo ni héroe, ni modelo, ni favorito. Me refiero al ídolo. Esa persona que respetamos, que sentimos que hace bien las cosas, que un poco envidiamos y que defendemos a muerte. ¡Ojo!, tengo clarísimo que no es perfecto y hay cosas que no disfruto de él, pero cada vez que lo veo o que lo escucho siento que es un grande, un grosso, un ídolo.
En mi caso, él es famoso y reconocido, pero no es un requisito imprescindible. No se cuándo es su cumpleaños, cuál es su gusto preferido de helado, cómo se llaman sus perros, ni qué le gusta comer. Nunca me saqué una foto con él, ni le pedí un autógrafo (no entiendo su valor). Jamás traté ser él o quise hacer lo mismo que él, pero al mismo tiempo anhelé sus hazañas.

El ídolo es uno solo, no se puede tener varios. Tal vez algunos se confundan y tengan pseudos ídolos, candidatos o proyectos a ídolos, pero cuando se lo encuentra ya no hay dudas.Yo lo encontré de chico, o mejor dicho, lo sentí de chico. Fue un cosquilleo interno que nunca había sentido antes. Era como un hormiguero en hora pico. Vi algo distinto, algo increíble, algo hermoso. Fue un gol. Era el año 1996, alguien había eludido a cinco defensores y ridiculizado a un rubio arquero. Mis ojos se clavaron, me paralicé... y cuando recuperé el aliento comencé a buscar al culpable. Finalmente, el relator develó el enigma. Aquel fue el primero de muchos y más intensos cosquilleos muy particulares que solo él me regala. Ese gol fue como si lo hubiera hecho para llamar mi atención, como si él supiera que lo estaba viendo y que lo necesitaba. Seguramente si me hubiera perdido ese gol, él iba a convertir uno así todos los domingos hasta que yo lo viera. Por suerte le ahorré el esfuerzo.
De a poco se fue metiendo en mi vida y de a poco lo fui descubriendo. Su personalidad, el amor por su origen, por sus amigos, por su familia, por el fútbol. Me sentí identificado y me encariñé de tal manera que lo sentí muy cercano. Eso hacía que disfrute y celebre con él en las buenas y sufra con él en las malas. Pero siempre aprendía de sus experiencias, las hacía propias. Me parece que el ídolo es quien te elige, porque el idolatrado tiene algo nuestro, nos identifica, nos representa y nos muestra nuestro otro yo. Por eso es él, porque se ganó mi respeto, siento que hace bien las cosas, lo envidio un poco y lo defiendo a muerte.

Ahora creo entender el por qué de mi obsesión por hacer goles de cucharita en los partidos de fútbol 5 con mis amigos. Fue ese gol del ´96 picándosela a Rocha que me hipnotizó


1 comentario:

  1. Que golazo ese pero había necesidad de repetirlo tantas veces... jeje. Muy bueno el post.

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